viernes, 11 de mayo de 2012

7. Arde la tierra.

Parecia que el destino queria que volviesemos a Pokhara porque a 30 kms de salir, la bici de Marta se inicio en el mundo de las averias con una a pleno sol, cuesta arriba y en medio de la nada. Como no, era una nueva averia para nosotros, una polea del cambio suelta, el rodamiento perdido y la cadena colgando.

 

Pero como en momentos de necesidad se agudiza el ingenio, encontramos un pequeño taller y, despues de investigar a fondo el mecanismo, construimos un rodamiento gracias a la destartalada esmeril de un buen hombre del pueblo. Al final, incluso pasando miseria y preocupacion, fue un gran dia. Prueba superada!! 

 

Proseguimos nuestro camino al Terai por una zona semimontañosa, parando en txiringuitos construidos con cuatro palos y unas cuantas hojas, a por agua o a que nos preparasen un improvisado desayuno en forma de te y huevos duros.


 

Esta zona nos gusto mucho. Es una zona de montaña rodeada de vegetacion y pequeños pueblos. Encontramos gente curiosa, muy amable y siempre sonriente.



Las primeras etapas fueron duras, bueno, en realidad se nos hicieron duras por los dias de sedentarismo, buen comer y mucho dormir que pasamos en Pokhara, y a los mas de dos meses sin apenas tocar la bicicleta. Pero no pasa nada, nos hacemos a todo, a los caminos polvorientos...

 

y a los puertos de montaña.


Y cuando no podemos, siempre aparecen en nuestra ayuda manos inocentes....

 

 o plegarias para darnos fuerza y suerte de algun que otro baba.

 

 

 


nunca hay que perder el glamour!!!


Debido a los problemas de abastecimiento de agua en Nepal, la gente, a primera hora del dia hace cola en espera de que la fuente llene sus recipientes con el agua necesaria para cada dia.



Una de las cosas mas impactantes de este pais es que aqui las autenticas currelas son las mujeres. A parte de hacer todas las tareas domesticas como cocinar, limpiar la casa, coger agua, cuidar a los niños..., tambien realizan otras mas duras como trabajar en la obra o en el campo.
y mientras unas trabajan....


otros descansan


trabajan...


descansan...


trabajan...

 

descansan....


trabajan....

 

descansan....


trabajan....

 

 



y descansan....



Una buena bajada de mas de 40 kms nos llevo por fin a las temibles llanuras del Terai. Temibles por el calor. En las etapas anteriores pasamos muuuuucho calor y creiamos que en el Terai no podia hacer mas. Pues si, si que puede.

 

Aqui hemos vivido una experiencia nueva en nuestras vidas, lo nunca antes vivido. Hemos pasado mucho calor en las selvas de Guatemala o Peru, en el desierto del Sahara en Mauritania o en un tejado de Cascante en plena ola de calor, pero nada como esto. Un lugar donde no se puede dormir, y menos con los interminables cortes de luz que hacen inutil el ventilador, donde el agua para darte una ducha para refrescarte esta ardiendo por el calor de las tuberias y de los depositos del tejado, donde el hecho de estar 24 horas del dia sudando hace que se te irrite la piel y donde el aire quema y es irrespirable. Un lugar donde echamos de menos de verdad el infierno de la cultura tibetana, un infierno frio, lleno de hielo y nieve.

 

 

Pero aqui la vida sigue, tranquila, paciente, cada uno en su tarea, en espera del tan ansiado monzon que refresque el ambiente, que llene los rios, limpie la tierra y haga crecer la cosecha. Dicen que este año el monzon viene tarde y que cada vez trae menos lluvia.





Aunque traiga menos lluvia, cuando el monzon llegue, llovera con furia y acompañado de fuerte viento. La gente lo sabe muy bien, es igual cada año, asi que no hay que perder el tiempo y preparar la casa para que no se la lleve el monzon, ya que, aqui en el Terai, las casas se construyen de manera tradicional: entrelazan madera y las cubren con barro.




El Terai es una de las zonas mas pobres de todo Nepal, pero, ni la riqueza da la felicidad ni la pobreza la tristeza, suele ser todo lo contrario. Aqui habita gente pobre, gente con una dura vida, trabajadora y humilde, gente amable y risueña, que no pierde oportunidad de saludar, bromear, sonreir y vacilar a dos personajes tan colgados como para estar rodando con estos calores.

 

 





Algo traman!!!


Aqui descubrimos un nuevo estilo de pesca. Estas mujeres tratan de atrapar diminutos peces que habitan en las charcas, empujando y acorralando la comida hasta sus redes.

  





De camino paramos en el parque nacional de Bardia. Aqui se pueden ver elefantes salvajes, jabalis berrugosos, caimanes, rinocerontes e incluso tigres. 


Nosotros, aparte de algun que otro mono saltando y gruñendo de rama en rama y de algun ciervo en la lejania, vimos algo increible, escurridizo, algo muy muy dificil de ver, el "chinche comun".


Estuvimos todo el dia caminando por la selva, en silencio, uno tras otro, avisandonos en cuanto oiamos las zarzas moverse, impacientes por ver algo, con la unica defensa de un largo palo de bambu contra depredadores y animales peligrosos. Cruzamos rios, descalzos, sufriendo en cada paso por las duras piedras o por nuestros blandos pies occidentales, olfateamos el suelo, seguimos huellas de rinoceronte... 

 

caminamos y caminamos, de rio a rio, de poza a poza, entre maleza...

 


empapamos camisetas, pantalones, bragas y gallumbos de sudor...

 

subimos las escaleras de los miradores preparados para observar los animales cuando acuden al rio a refrescarse...



esperamos, esperamos, esperamos a la sombra la llegada de algun animal. Los guias decian que con este calor infernal es mas facil ver animales, porque acuden al agua a refrescarse, pero creemos que son mas listos que nosotros y estan placidamente a la sombra de algun viejo arbol.



No vimos mucho, pero estuvo bien, tuvimos muy buena compañia y disfrutamos de un paisaje magnifico.






Al dia siguiente, despues de intentar dormir encima de la mesa, a la desesperada, en la calle, tratando inutilmente de huir de este calor, agarramos nuestras bicis y en un rato llegamos a la frontera India.


Como los conductores indios estan locos, decidimos hacer en 9 horas de bus los poco mas de 300 kms que nos separaban de Delhi. Fue un buen viaje, sin aire acondicionado, en un asiento duro, con compañeros sudorosos como nosotros, pero con nuestro inseparabla colega Rigodon!!


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